Medellín 26
de junio de 2020
¡POR ELLA, POR ELLAS,
POR TODAS!
Nuestro Cuerpo, Nuestro Primer Territorio…
Las mujeres indígenas de Antioquia, hoy con más necesidad
juntamos nuestros pasos, nuestras voces, nuestra fuerza colectiva como mujeres
lideresas, para defender nuestro TERRITORIO-CUERPO y para luchar por una
sociedad que respete los derechos de las mujeres y las niñas, llegó la hora de
tener una vida libre de violencias.
Son múltiples las violencias que se manifiestan desde todos
los niveles afectando la vida de las mujeres y las comunidades, la integridad y
el derecho a pervivir como pueblos ancestrales.
Es inmenso el dolor, la digna rabia y la indignación que sentimos hoy todos los pueblos indígenas del país y el repudio de la sociedad en general, por la
agresión sexual a la menor de edad de 13 años de la comunidad Gito
Dokabú - Embera Katío en el corregimiento de Santa Cecilia, del municipio de Pueblo Rico en el
departamento de Risaralda. ES un hecho condenable en sí mismo y que evidencia además las afectaciones
que ocasionan los grupos armados en nuestros territorios.
Durante años, hemos vivido en una sociedad que ha tolerado y
aceptado el maltrato como una práctica cotidiana, que ha visto la violencia
sexual como algo habitual, permitiendo abusos y agresiones y dejando en la
impunidad delitos que van en contra de los derechos fundamentales de las
mujeres y las niñas, pero como mujeres indígenas decimos NO MÁS a esta práctica
histórica de guerra que nos humilla.
El más reciente y doloroso caso, refleja la violencia,
discriminación, el racismo estructural del que somos víctimas las comunidades
indígenas en el país, pero también la oportunidad para exigir con vehemencia dar
por fin paso a la desmilitarización de la vida y los
territorios, es claro que la presencia de actores armados, más que representar
una garantía de seguridad y tranquilidad en los territorios, se convierten en
actores que ponen en riesgo la integridad y la armonía comunitaria, por lo que
como colectivo de mujeres indígenas, exigimos su inmediata salida de nuestros
resguardos y comunidades.
“Que el silencio no te
haga cómplice de las violencias” dice nuestra más reciente campaña, porque
somos conscientes de que este tipo de realidades muchas veces no son denunciadas
por la intimidación que ejercen los victimarios sobre las mujeres violentadas.
Es hora que levantemos unidas nuestra bandera de lucha y logremos dejar en
evidencia que este tipo de prácticas son una realidad a la sombra del miedo.
No consentimos que miles de mujeres y niñas sufran agresión
sexual, no consentimos que las niñas violadas y abusadas sexualmente sean
sometidas a interrogatorios de horror, no consentimos que a nuestras hermanas
maltratadas y agredidas sexualmente, las instituciones les cierren las puertas
cuando buscan ser atendidas, no consentimos que los jueces y fiscales traten a
las agredidas como agresoras y no consentimos la estigmatización de quien se
atreve a denunciar.
Como mujeres asociadas a la Organización Indígena de
Antioquia y desde las Consejería de Mujer y Género y Generación y Familia haciendo
uso de nuestro Derecho Propio y Derecho Mayor, exigimos que el caso en donde
están involucrados los 7 uniformados del Ejercito Nacional, sea juzgado y
castigado en primera instancia por la Justicia Especial Indígena y luego de
purgar su condena, el mismo sea remitido a la Justicia Ordinaria, pero bajo
ninguna circunstancia sea juzgado por la Justicia Militar. Este hecho no puede
quedar impune, sino todo lo contrario, debe ser un caso ejemplarizante de
castigo por tan aberrante hecho.
Todos los sectores sociales indígenas y no indígenas debemos
unirnos, para que tampoco la justicia ordinaria desvíe la investigación, el
abuso sexual se dio, y es sólo uno de los casos que logran salir a la luz pública.
Las niñas no se violan, no se matan, no se tocan, se respetan
y por ello, no podemos desfallecer como mujeres, esto es racismo estructural y violencia
patriarcal.
Nuestra voz debe hacer eco también para que denunciemos el silencio
y digamos todas “No quiero callar, quiero gritar libertad”.
¡POR ELLA, POR ELLAS,
POR TODAS!
NUESTROS CUERPOS SE RESPETAN
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